martes, 1 de julio de 2008

Minuscritos. Ellos.

Arrellanados paranoicamente en su propia madriguera
con espasmodicos instantes de excitacion nerviosa
como extraños
sin poder prescindir de los otros.

Amebas automáticas esperando un no se que
de aquel lugar inaccesible e indeterminado.

Encerrados en compartimentos virtuales
aislados del verdadero flujo vital
amarrados a estériles formulas
sin mas seguridad
que la propia experiencia devastada
fragmentada y amnésica.

El vértigo aterrador
de la inmovilidad psicológica
un oasis de relaciones efimeras y superficiales.

Fugacidad de una velocidad
que no conduce a ningún lado
la condición especifica
de los cuerpos muertos
física de masas anestesiadas
abúlicas y hastiadas de todo
incluso hartas de si mismas.

Un feedback esclavizante
retroalimentación coercitiva
reconstrucción infinita
de las posibilidades predeterminadas
la ironía de un destino
inexistente y apocalíptico
ligados al pasado de una manera absurda
al futuro de un modo deliranterratico
y al presente de forma absoluta e indiferente.

Violencia contenida
pero no por eso
menos peligrosa.